domingo, 18 de julio de 2021

Matanza de Soria, románico conservado. Villálvaro, románico renacido.

A veces, en nuestros abandonados pueblos, surgen pequeños detalles interesantes que hacen que la esperanza de verlos revivir cobre vida.  Este es el caso que queremos tratar en estas líneas. Nos dirigimos en esta ocasión a Matanza de Soria y Villálvaro. Hemos de tomar la carretera que conduce a El Burgo de Osma. Cuando vamos hacia allí vemos cómo las máquinas levantan y derriban tierras para alisar superficies que se convertirán, algún día que no acaba de llegar, en una autovía. A tramos, a bocanadas, aparecen cuatro carriles, y en una de esas bocanadas de asfalto vemos a nuestra izquierda esa maravilla constructiva que es la torre de la catedral de El Burgo. Es verdad que le falta altura, sería perfecta si la tuviera, pero precisamente eso, su robustez, es lo que le confiere su personalidad.

Cuando llegamos a la altura de San Esteban de Gormaz, abandonamos la N -122 y tomamos la SO-P-5004 que nos conduce a Matanza de Soria. Su nombre hace referencia, según diferentes leyendas, al aniquilamiento de parte del ejército musulmán tras la batalla de Calatañazor. Se trata de un pueblo pequeñito, como casi todos los nuestros. No llega a 50 personas las que viven en él. Llegó a albergar a más de 200 habitantes y a constituirse como municipio, condición que perdió a finales del siglo XX, momento en el que se integró en el ayuntamiento de San Esteban de Gormaz. Aquí no hallamos esas bellas casas de piedra que hemos contemplado por otros lugares de la provincia. La austeridad del adobe se ha enseñoreado del pueblo, ese material que eleva el suelo y el barro a la categoría de hogar.

Buscamos en el pueblo a Ana Carazo, joven alicantina, emprendedora que ha recuperado los viñedos de su abuela (muchos de ellos centenarios y prefiloxéricos), su imagen, su apodo: “La Loba”, y el color verde de la puerta de su casa. No ha sido fácil para ella. Ha levantado su negocio del vino a pesar de que Soria, en general, no se lo ha puesto fácil. Su lucha ha sido titánica y las instituciones no han sido de gran ayuda. ¿Así tratamos los sorianos a quienes quieren y proponen nuevos negocios revitalizadores? A pesar de ello, sigue adelante y cada día va consolidando su estrategia. En los últimos tiempos su empresa se encuentra involucrada en la implantación de la tecnología 5G en el territorio, con el que pretende hacer una bodega más inteligente. Y así ha conseguido un vino exclusivo y referente de la Denominación de Ribera del Duero en la Ribera soriana.

Al lado de su negocio se asienta la iglesia del pueblo, dedicada a San Juan Bautista. Se ubica sobre un promontorio que propicia una excelente visión del entorno. Allí sobreviven restos de antiguas bodegas y lagares, aunque la mayoría se encuentran a la sombra de la ermita de la Virgen de la Guía.  Su origen es románico, como casi todas del mundo rural soriano. Edificada con mampostería y sillares en las esquinas, originalmente solo poseía una nave. La iglesia fue modificada ampliamente durante el Gótico y en el siglo XVIII, adquiriendo su fisonomía actual. Su antigua planta basilical ha evolucionado hacia otra de cruz griega, planta que aporta una gran amplitud interior al inmueble. Un arco de gloria apuntado apoyado en semicolumnas adosadas con capiteles esquemáticos, da acceso al presbiterio, cubierto con bóveda de cañón apuntada, y al ábside semicircular, oculto por un retablo barroco y cubierto con bóveda de cuarto de esfera levemente apuntada. Siguiendo el modelo de la iglesia de San Martín de Rejas de San Esteban, el presbiterio se decora con dos arcuaciones ciegas a cada costado, decoradas con unos inquietantes grafitis con esvásticas y otros elementos. Al exterior destaca su ventana absidal de doble arquivolta y la cornisa de bolas, soportada por canecillos que representan barrilillos, una liebre, figuras zoomórficas, cabezas de bóvidos y una especie de batracio.


Embutidos en el pórtico vemos restos del antiguo inmueble, así una estela romana y una pilastra, mientras que en la espadaña aparecen dos sillares con decoración de entrelazo. A la sombra de la espadaña y mirando a poniente se ha instalado un banco, donde poder contemplar las puestas de sol y en noches estrelladas el cielo límpido de Soria. Un ejemplo más de revitalización de nuestros antepasados que sirven de guía a lo que hoy se debería realizar.

La misma carretera nos conduce a Villálvaro, municipio más grande, tal y como se observa desde el cementerio, junto a la ermita de San Pedro. No es ésta la ermita que buscamos. Ezequiel nos ayuda a encontrar la de la Virgen de Lagunas. Antes, ha sido tan amable de invitarnos a un vino de cosechero que alivia nuestra sed y hace gozar a nuestras almas. El vino reposa en buenas cubas. Cuando llegue el calor lo trasegará a garrafones y lo trasladará a su bodega cercana para que el fresco siga manteniendo su calidad. El vino lo consumen él y los suyos, pues un año tiene muchos tragos. En estas tierras sorianas la vid, el vino y su cultura cobran un protagonismo inusitado.

Por el camino de concentración parcelaria que une Villálvaro con Zayas de Báscones llegamos a la ermita reconstruida de la Virgen de Lagunas. Este es otro ejemplo de reconstrucción, como el de Ana Carazo, o la iglesia de San Juan Bautista de Matanzas; prueba de que, en nuestros pueblos, pueden abrirse iniciativas revitalizadoras. La hoy ermita fue la parroquial del despoblado de Lagunas perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Santo Domingo de Silos, situado al norte de la parroquia; emplazamiento que justifica la orientación de la portada, algo poco común por estas tierras. El abandono del lugar provocó el progresivo deterioro del inmueble, el olvido de la tradición y el expolio, siendo el más doloroso el efectuado a principios de los años 80, cuando se saqueó la portada.


José Luis Hernando Garrido, en el capítulo dedicado a la Ermita de la Virgen de Lagunas en la Enciclopedia del Románico de Castilla y León, finalizaba el texto con esta profecía: “La incuria y la progresiva pérdida de la cubierta auguran un amargo porvenir para la ermita de la Virgen de Lagunas, que amortajada por la cruda despoblación de las localidades cercanas, va identificándose progresivamente con el desolado paisaje.”  No se cumplió. En 2005 se derrumbó la bóveda del ábside, que a la postre haría posible en 2007 la intervención del Proyecto Cultural Soria Románica. Este proyecto logró salvar el inmueble y aportar luz a su pasado. Por su intervención sabemos que la iglesia sufrió un derrumbe en el muro meridional en el siglo XVII, rehaciéndose en sillería y reutilizando materiales del pórtico desaparecido. Se acorta en anchura y longitud la nave y se descentra la portada.

De su mobiliario sobrevivió la talla de la Virgen de Lagunas, sedente y con el Niño sentado sobre la rodilla de la Madre. La talla, reconvertida en imagen de vestir, se custodia desde hace 100 años en los dos pueblos; en los últimos años, de marzo a mayo, reside en Zayas de Báscones y el resto del año, en Villálvaro. Precisamente cuando regresa a esta última localidad se la recibe en su ermita con música y comida campestre, en una fiesta que hermana a los dos pueblos.  

Su descripción responde a características parecidas a todo el románico rural soriano. La parroquial contó con una galería porticada al norte y una portada de medio punto, que sufrió un gran expolio y que hoy vemos reconstruida. En el pavimento exterior podemos ver marcadas la antigua planta y la galería. El diseño de la nueva puerta crea la ilusión de encontrarse abierta, lo que anima al viajero a acercarse y a través de un cristal contemplar el interior. En sus muros muchos, lugareños inmortalizaron sus nombres; así lo hicieron Narciso y Fermín, en espacios bien visibles.

Siendo esta pequeña ermita muy similar a otras muchas de antiguos despoblados sorianos, la diferencia de esta con el resto es que aquí sí se ha realizado una reconstrucción; tal vez polémica, pues diferencia con claridad lo nuevo de lo antiguo, pero sin duda, sea como sea, esa ermita no se cae y ha recuperado parte de su uso.  Y eso, ya, es muy importante.



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