lunes, 12 de abril de 2021

Mentiras en el expolio de San Miguel de Parapescuez.

                                          “Nadie ha visitado nunca estos lugares con esos extraños nombres.”

Desvío a Santiago. Cees Nooteboom

Ya el nombre, tan extraño, despierta la curiosidad. Los restos de la ermita de San Miguel de Parapescuez en el despoblado de Parapescuezos o Parapescuez, se encuentra justo donde lindan las tierras de La Cuenca y Aldehuela de Calatañazor, y el suyo es uno de los casos más llamativos de lo acontecido a las desdichadas iglesias románicas rurales de la provincia de Soria.

Las dos poblaciones se encuentran al Sur de la Sierra de Cabrejas. La Cuenca está integrada en el ayuntamiento de Golmayo y ocupa una ladera sur de un montículo, abrazado por tierras de labor y dehesas de sabinas. Sólo el cementerio, con sus pobladores ya insensibles, recibe el acoso ventisquero del Norte. Aldehuela de Calatañazor se integra en el ayuntamiento de Calatañazor y prefirió un asentamiento más llano, unido por un paseo encantador al río Milanos. Ambas localidades mantienen a una escasa población que cuida afanosamente sus limpias calles, y constituyen uno de los ejemplos mejor conservados de arquitectura tradicional, en la que destacan sus chimeneas pinariegas, los entramados de madera de sabina y los cuajados de piedra, ladrillo, adobe, tapial y encestados o zarzos. No en vano La Cuenca fue el primer BIC de Castilla y León en la categoría de “Conjunto Etnológico”.

Para llegar a ellos hay que dirigir nuestro vehículo por la carretera 122 hacia el Oeste; es decir hacia el Burgo de Osma, por esa carretera que aspira a ser, algún día, autovía. Desviándonos a la derecha encontramos, a unos veinte minutos, la localidad de La Cuenca. Desde allí, por un camino paralelo al río Milanos, en dirección a Aldehuela de Calatañazor, localizamos lo que en su día fue un asentamiento, una aldea, de la que conocemos muy poco. Aparecen ante nuestra vista montones de piedras dispersos entre sabinas y enebros. Esos montones de piedras son restos de muros de viviendas y corrales que, poco a poco, han ido desapareciendo para convertirse en lo que son hoy. Pero de una edificación junto al camino todavía se conserva parte de los muros norte y occidental, si bien podemos imaginar fácilmente lo que fue la planta del inmueble. Esos muros, que se mantienen erguidos en un último suspiro, formaron parte de lo que fue la ermita de San Miguel de Parapescuez, compartida por las dos poblaciones ya mencionadas.

Pero, ¿qué pasó con esta ermita? La primera vez que leímos algo sobre el expolio de San Miguel lo hicimos en la segunda edición de “El románico en la provincia de Soria” de Cayetano Enríquez de Salamanca. Aparece en esta obra una verdad a medias cuando se afirma que los “vecinos vendieron la ermita”. Después vendrían los artículos de Gonzalo Santonja, José Miguel Lorenzo, Sergio Tierno, Marián Arlegui y, el más documentado, de Juan Antonio Gómez Barrera. A pesar de ello, no es gratuito recuperar la desafortunada historia de esta ermita una vez más, para poner un ejemplo de lo que sucede cuando el olvido cubre con su manto nuestros bienes monumentales.

La bisabuela de Sofía Calvo, que había nacido en 1900 en La Cuenca, todavía avivaba el recuerdo de la actividad de la ermita cuando contaba a su hija que el 8 de mayo, día de San Miguel, los vecinos de Aldehuela y La Cuenca se reunían en torno a ella para celebrar eucaristía y compartir viandas. Según cuentan, en el interior de la ermita, existía un mojón que separaba el espacio en dos partes: la nave para Aldehuela y el ábside para La Cuenca. Las asociaciones de las dos localidades recuperaron esta convivencia entre los años 2009 y 2015. En la década de los 30, ya no se celebraba allí actividad religiosa alguna, pero la ermita, con su bella portada, se encontraba intacta. En tiempos de la abuela de Sofía Calvo, en los años 40, los olvidos fueron tejiendo sus redes. Ella recordaba, de sus años de pastoreo, ver la ermita en pie; recordaba sus hermosas piedras y el bello arco de la entrada; sin embargo, el santo, la imagen de San Miguel, ya no estaba. Aunque la ermita tenía puerta, en verano, cuando el calor apretaba, llovía, o alguna tormenta amenazaba, ovejas y pastores convertían la ermita en majada y sus piedras en un Dios protector.

Juan Antonio Gaya Nuño la conoció entera, aunque ya únicamente se utilizaba como majada para alojar al ganado. Según Gómez Barrera, Gaya Nuño supo de esta ermita por Blas Taracena, quien le prestó información, una fotografía del arco de triunfo y unos bocetos de la planta. Gaya Nuño la puso en valor, al considerarla como “uno de los monumentos más importantes del románico soriano”, e incluso llegó a datarla en el primer cuarto del siglo XII, algo que P. L. Huerta lleva al tránsito entre el siglo XII y XIII. En los años 1956-1957 fue fotografiada por un vuelo americano serie B, y en esa fotografía la ermita no está en situación de ruina inminente, excusa que se utilizó para su venta.


En las actas de la Comisión Provincial de Monumentos, que se custodian en el Archivo Histórico Provincial de Soria, podemos seguir las vicisitudes de esta ermita en tan solo cuatro actos, cuatro sesiones, que transcurren entre el 22 de mayo de 1962 y el 26 de julio de 1963, en las que la ermita de San Miguel, de manera sorpresiva, se convierte en protagonista de las reuniones. Desde entonces silencio.

ACTAS DE COMISIÓN PROVINCIAL DE MONUMENTOS DE SORIA

ASUNTO: San Miguel de Parapescuez

25 de mayo de 1962

[…] A continuación, el Exmo. Sr. Gobernador Civil da lectura a una comunicación de la Dirección General de Bellas Artes en la que se da cuenta a esta Comisión, por su conducto, de las noticias recibidas en aquel organismo ministerial, sobre la supuesta venta por el Obispado, a un particular bilbaíno; de la ermita románica situada en el despoblado de San Miguel de Parapescuez, en el término de La Cuenca.

El Iltmo. Sr. Abad de la Colegiata, puntualiza la sucesión de los hechos referidos al particular y, partiendo de la lectura de un informe personal, presentado en su día al Sr. Obispo de la Diócesis, sobre el valor histórico y artístico de la citada ermita, así como de su estado de conservación, en el que fija, además de las soluciones viables en caso de restauración, traslado o venta, se pasa a examinar cada uno de estos extremos. El Exmo. Sr. Gobernador Civil, recoge el sentir unánime de la Comisión Provincial de Monumentos, de realizar la gestión oportuna en la medida procedente, para evitar la venta de San Miguel de Parapescuez a un particular extraprovincial, y en el caso que sea aconsejable su derribo o traslado, sea dedicada, con sus características y estilo, a enriquecer las nuevas iglesias proyectadas en la capital o en otros pueblos de la Diócesis, con lo que quedarían cubiertas necesidades evidentes sin mermar del Patrimonio Artístico Provincial.

Tras nuevas deliberaciones, se llega al acuerdo de que, por la representación en esta Diputación Provincial y de Ayuntamiento de Soria, se informe a sus respectivos organismos sobre este acuerdo, con el objeto de llegar a una inteligencia con el Señor Obispo para que sea este compensado económicamente, en la cuantía que proceda, por la cesión de los materiales más nobles y de los elementos artísticos más estimables, a juicio de la Comisión, para darles un destino adecuado, dentro de las necesidades provinciales.

De este acuerdo se dará cuenta a los citados organismos por sus representantes, quienes, en su día, procede informen de sus resoluciones a esta Comisión de Monumentos, para, a su vez, trasladarlos a la Dirección General de Bellas Artes. […]

11 de octubre de 1962

[…] En relación con la ermita románica de San Miguel de Parapescuez, del término de La Cuenca, en trámites de enajenación por el Obispado y de cuyo asunto se trató ampliamente en la anterior sesión, se lee una información presentada por D. Segundo Jimeno; Abad de la I. Concatedral, en la que hace una breve exposición del estado actual de dicha ermita; de la carencia de medios para restaurarla y conservarla in situ, encareciendo se den facilidades de venta al Obispado, ya que existe la posibilidad de que sea trasladada y dedicada al culto en otra provincia española. Por ello ante las dificultades de los organismos provinciales, Diputación y Ayuntamiento, que si en principio estaban dispuestos a indemnizar al Obispado en la cuantía prudencial para que esta notable ermita quedara dedicada al culto dentro de nuestra provincia, manifiestan actualmente sus reservas ante una decidida adquisición de la misma, por la elevada cifra fijada que entienden no compensaría su futura aplicación. […]

25 de abril de 1963

[…] El Presidente efectivo Señor Cabrerizo informa sobre la visita conjunta realizada con el Arquitecto Conservador del Patrimonio Artístico Nacional, Señor Arenillas a la ermita románica de San Miguel, de La Cuenca, para cumplir instrucciones de la Dirección General de Bellas Artes, respeto a su situación; estado de conservación, valor arquitectónico y artístico, y de cuya visita emitieron el informe correspondiente. Para conocer el estado actual de la pretendida enajenación de la citada ermita se delega en los vocales Srs. Sala de Pablo y Ortego para recabar la oportuna información al efecto.

26 de julio de 1963

[…] Ante la situación que se encuentra el trámite de enajenación de la ermita de San Miguel de Parapescuez, en el término de La Cuenca, según información facilitada por el vocal, D. Segundo Jimeno, en representación del Obispado de la que se deduce está autorizada la venta por parte de la Dirección General de Bellas Artes, lo cual parece corroborarse por la correspondencia cruzada entre el Gobernador Civil, Presidente y dicha Dirección General, se estima procedente recabar de este organismo un documento justificativo de la mencionada autorización para que obre en el Archivo de las Juntas. […]

En estas sesiones, uno de sus vocales, D. Segundo Jimeno, Abad de la Concatedral de San Pedro, jugaba con ventaja y siempre iba un paso por delante de la Comisión. Así cuando el Gobernador Civil comunicó las noticias recibidas de la Dirección General de Bellas Artes sobre la supuesta venta por parte del Obispado de la citada ermita, él ya tenía la respuesta y exponía las tres posibilidades para el futuro de la ermita. Esa ventaja le llevaría a exponer en la sesión de 11 de octubre de 1962 que se dieran facilidades de venta al Obispado, ya que existía la posibilidad de que fuera trasladada y dedicada al culto en otra provincia española. Éste sería el argumento esgrimido en 1964 en la prensa nacional (ABC,) y local (Campo Soriano) para justificar el expolio de San Miguel y, de paso, lavar conciencias. Sin embargo, la Gaceta del Norte nos dice que se iba a convertir en Museo de Arte Contemporáneo. Este artículo periodístico nos ha llegado gracias a las gestiones de Juan Antonio Gómez Barrera, al que se lo pasó Josemi Lorenzo Arribas que ya lo había presentado en su librito "Románico romántico" y que también podemos leer en esta entrada: https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/abril_14/07042014_01.htm, gracias a el hemos podido añadir algo de luz a este enigma.

Será precisamente la Gaceta del Norte la que nos informe con más detalle de este expolio, si bien en el dibujo que ilustra el mismo se dibuja un ábside con dos pequeños templetes a sus lados, al estilo de los que podemos ver en Fuentelfresno o Montenegro de Cameros, no como el que se trasladó a tierras cantábricas. En su artículo de 26 de febrero de 1964, Requena, ensalza la figura de don Vicente Elosua Miquelarena como salvador de una joya románica del primer cuarto del siglo XII, que se encontraba a punto de desaparecer. Sostiene que el traslado se ha hecho con todas garantías y que además supondrá la reconstrucción inmediata.

Al parecer en enero de 1964 ya estaban casi todos elementos en Ciérvana, para lo cual se tuvieron que realizar más de treinta o cuarenta viajes de camiones. También nos informa que se tuvo que hacer una carretera de unos dos kilómetros para llegar a ella, intuimos que sería el camino que va desde Aldehuela hasta Parapescuez. Este artículo nos aporta un detalle que no había aportado Gaya Nuño en su obra sobre El románico en la Provincia de Soria, al señalar que los tres jinetes que aparecen encima del arco de triunfo que comunicaba el ábside con la nave son guiados por, “una especie de margarita en relieve figura como estrella que lleva hasta Belén.”

En la sesión del 23 de abril, el presidente efectivo de la Comisión, Sr. Cabrerizo informaba de su visita en compañía del Arquitecto Conservador del Patrimonio Artístico Nacional, D. Anselmo Arenillas Álvarez, a la ermita románica de San Miguel de La Cuenca. Sin embargo, nada sabemos de ese informe. Y en la misma sesión se delegaba en los vocales Sala de Pablo y Ortego para recabar más información. Sorprende la lentitud de la Comisión, especialmente si la comparamos con su acción en el caso del expolio de San Baudelio. El dislate se confirmaba en la sesión de 26 de julio de 1963, cuando se proponía que la Comisión creara un documento justificativo de la autorización de enajenación de la ermita. D. Saturnino Rubio Montiel, obispo de la Diócesis Osma-Soria conseguía expoliar su propio patrimonio y el de los sorianos a cambio de diez mil duros.

La ermita fue adquirida por el empresario vizcaíno Vicente Elosua Miquelarena dedicado, entre otras cosas, al negocio de la minería, para remontarla en Ciérvana (Vizcaya), en una finca mirando al Cantábrico. Sin embargo, todo parece indicar que nunca se remontó la ermita y que la sillería permanece arrumbada en algún lugar de la finca.

Sobre una terraza del río Milanos se apiñaba, alrededor de su parroquial, el pueblo de Parapescuezos. Lo que hoy identificamos con montones de piedras fueron viviendas, tainas y calles. En estos últimos 70 años, las sabinas y enebros han ido colonizando el espacio, al igual que el solado de la ermita. Pronto, si no se consolidan estas ruinas, serán un montón de piedras más. Hoy una cruz, clavada al lado del ábside por Montes de Socios y con un moderno código QR, nos informa del lugar.

La ermita románica poseía una única nave, con una cabecera cuadrangular, levantada en mampostería, excepto el muro meridional, en el que abría la portada, que era de sillería. La cubierta de la nave a dos aguas era de madera de sabina y la cabecera se cubría con bóveda de cañón. Era curioso el arco triunfal que separaba estas dos partes de la ermita, muy parecido al de Nafría la Llana. Encima del arco aparecen tres oferentes que se han identificado con los Reyes Magos. La entrada estaba en el muro sur con cinco arquivoltas. La sillería, dovelas, canes y arquivoltas se desmontaron y se trasladaron en camión hasta Ciérvana, y piedras tan secas como las sorianas se ofrecieron a la humedad del Cantábrico. San Miguel, tan experto en sus luchas contra el mal, no pudo en esta ocasión con tan poderoso enemigo.
Llegados hasta aquí, hablemos de futuro. Ya hemos visto el pasado de estos últimos 60 años. A través de las fotografías aéreas, que se pueden consultar en la fototeca digital, percibimos como desde 1973, diez años después del expolio, hasta las últimas ortofotos, el paisaje ha engullido el despoblado de Parapescuez y, está a punto de hacer lo mismo con los restos de la ermita. Es el momento de estudiar estos despojos, excavar solado y perímetro y consolidar los muros, para que las generaciones venideras conozcan lo que allí pasó.

El destino de los nobles sillares que llegaron hasta el Cantábrico no han corrido mejor suerte a los despojos que se quedaron sobre la terraza del río Milanos. Si bien la reconstrucción se inició con bastante celeridad, por motivos que desconocemos el remonte de la ermita se paralizó. Así en estas imágenes del Comparador de PNOA vemos como se encontraban las obras, ya paralizadas en 1973; vemos la planta de la ermita con su nave y ábside rectangular. En la ortofoto del PNOA de 2014, apenas podemos distinguir la planta, engullida por la vitalidad de la vegetación. Pero si vemos la imagen de 2017 o del 2020, la planta ya ha sido dominada totalmente por el arbolado. Paradójicamente, lo que el obispado de Osma-Soria quería evitar en la margen derecha del río Milanos, se ha cumplido a orillas del Cantábrico, es decir la ruina. Quien sabe si al final San Miguel, tan experto en sus luchas contra el mal, ha vencido, pues de una u otra forma está esperando a que los sillares vuelvan a su tierra y así recomponer este rompecabezas que tanto daño ha hecho.

El entorno es perfecto para realizar un área de esparcimiento y descanso de senderistas y viajeros; además podría servir para recuperar esa romería que realizaban los habitantes de Aldehuela de Calatañazor y La Cuenca el día de San Miguel (8 de mayo) y que en los últimos años habían pasado a un fin de semana de agosto.  Hoy nuestra obligación como ciudadanos es defender y proteger el PATRIMONIO que ha llegado hasta nosotros, si además podemos recuperar algo, "miel sobre hojuelas".    

BIBLIOGRAFÍA:

- ENRÍQUEZ SALAMANCA, C. (1983): "Rutas del románico en la provincia de Soria" Navarra.

- GAYA NUÑO, J.A. (1946): "El románico en la provincia de Soria". Madrid, Editorial CSIC

- LORENZO ARRIBAS, J. (2019): "ROMÁNICO ROMÁNTICO. Apuntes de la provincia de Soria." Soria. Millán y Las Heras.

- MARTÍNEZ DÍEZ, G. (1983): "Las comunidades de Villa y Tierra de la extremadura castellana." Madrid. Editora Nacional

- VV.AA. (2002) Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Soria. Aguilar de Campoo. Fundación Santa María la Real.  

- VV.AA Actas de la Comisión de Monumentos de la Provincia de Soria. 1964. Archivo Histórico Provincial de Soria.




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