domingo, 6 de abril de 2025

LAS RUINAS DE SANTA MARÍA DE LA ANTIGUA Y EL CEMENTERIO ROMÁNICO DE GORMAZ.

 

“Bajo el colosal castillo de Gormaz se podían contemplar las
antiguas iglesias románicas de San Miguel y Santiago
-reconvertida en cementerio de la localidad- y el 
entonces único puente […] el de piedra”,

Soria en Seiscientos. Javier Martínez Romera

El día 6 de febrero visitamos Gormaz en nuestro periplo por escudriñar en la vida de esos edificios religiosos románicos abiertos al cielo. En esta ocasión nos acompañó Conchi Sanz La Cuesta, compañera y buena amiga. 

En el camino pasamos de un día soleado a una densa niebla a la que ayudaba una fuerte cencellada que, en algunos tramos de la carretera, se asemejaba a una nevada. Hacía frío, mucho frío, y nuestros pies se quejaban de la temperatura. Para llegar a Gormaz elegimos, una vez más, la SO-100, esa que pasa por Quintana Redonda, Fuentepinilla y Andaluz, esa a la que ya hemos cogido cariño. Superado Andaluz y su puente medieval sobre el Duero, cogimos a la derecha la CL-116 hacia Quintanas de Gormaz donde no nos cansamos de contemplar ese edificio, diseñado por Ramón Martiarena, que en su día fue colegio y que, sin el griterío de los niños, hoy se ha convertido en el Museo de la Resina. Desde esta localidad, a través de la SO-160 y la SO-P-4198, llegamos a nuestro destino.

En Gormaz nos esperaba Pablo Villar, el alcalde que, tras las amables presentaciones, nos dejó en manos de su madre Fuensanta Palomar, atenta a nuestra llegada, desde su casa, ubicada al lado del rollo del pueblo.

Es una mujer dicharachera que conoce la historia de su lugar, una historia basada en la trasmisión oral de sus antepasados, en los muchos años vividos en Gormaz, así como en la lectura de aquellos libros de historia en los que se habla de la Villa. Nos contó que hubo hasta cuatro ermitas en el pueblo, y mientras nos iba contando y contando, fuimos venciendo una inclinada cuesta hasta llegar a una de ellas, o lo que queda de ella. Se trata de la antigua parroquia de Santa María la Antigua o Nuestra Señora de la Antigua. Apenas quedan restos. Adosado a ella, se construyó en el siglo XX el depósito de agua. Así son los tiempos. Nos contó cómo en la parcela situada a levante aparecieron tumbas de lajas y restos óseos, sin duda la antigua necrópolis de esta collación. Todavía se distingue la cimentación de la cabecera y algo de la nave a poniente. En la iglesia parroquial de San Juan Bautista se custodia la imagen de la Virgen de la Antigua, una talla ya del siglo XIII, que llegó de esta collación, y que precisa una restauración. Es el momento de consolidar estos restos e indicarlos, para así evitar su total desaparición y mostrar al viajero dónde se encontraba esta parroquia, que creíamos desaparecida.


Aunque hay rastros de vida muy antiguos, Gormaz cobró importancia por ese enfrentamiento medieval entre cristianos y musulmanes por controlar el río Duero. Fruto de ese enfrentamiento es la imponente fortaleza que amparaba al pueblo y al que hoy nadie da amparo. A sus pies, entre el siglo X y XI se fue ubicando una población que acabó constituyendo la Comunidad de Villa y Tierra de Gormaz. Aunque tuvo mucha importancia este núcleo de población, que en el siglo XIX pasó a ser municipio y ya nunca dejó de serlo, nunca alcanzó los trescientos habitantes. Hoy una veintena pasan la noche arropados por un castillo en desuso.

Desde el punto alto al que nos condujo Fuensanta, vimos las construcciones de adobe de las casas que algún día sostuvieron a esa población, algún palomar, pero, aunque estábamos en lo alto, la niebla impedía que nuestra vista alcanzase el paisaje del Duero.

Por una senda, que pronto se convierte en camino, llegamos hasta el actual cementerio, y nos dimos cuenta de que las tres iglesias medievales, San Miguel, la Antigua y esta de San Juan se encuentran alineadas a media ladera entre las cotas 970 y 980 metros,  separadas por apenas 450 metros. Quizás el antiguo Gormaz fue una villa lineal con una calle principal que enlazaba sus tres parroquias y, a la vez, protegida por la fortaleza, ya cristiana.

La antigua  iglesia románica de San Juan o de Santiago, porque en esto no terminan los estudiosos de estar de acuerdo, dio servicio a una collación, hasta que en fecha indeterminada del siglo XVIII se construyó la nueva parroquial de San Juan Bautista en su actual emplazamiento, quedando la antigua abandonada. El inmueble románico se construyó con encofrado de cal y canto, con refuerzo de sillería en las esquinas y en los vanos, hoy completamente expoliados. Como vemos en el rural soriano, la nave se cubriría con una techumbre de madera a dos aguas, mientras que la cabecera estaría abovedada. En esta, se individualiza el tramo recto del presbiterio, que se cubriría con una bóveda de cañón apuntada y el ábside semicircular que lo haría con bóveda de horno. El ábside se iluminaría con una aspillera hoy cegada, conservando todavía la ventanita en el muro meridional del presbiterio. Tanto al interior como en el exterior todavía podemos ver algunos de los tablazones del encofrado, las distintas tongadas, así como los huecos dejados por las agujas o almojayas. El presbiterio también conserva alguna de las huellas dejadas por un recubrimiento de sillería.

El abandono y el vaciado de los objetos de culto de esta parroquia llegarían hasta el primer tercio del siglo XIX, cuando la villa de Gormaz necesitó de un camposanto para así evitar inhumar en la nueva parroquial de San Juan Bautista. Así sabemos que en el 27 de agosto de 1833 se otorga licencia para bendecir el nuevo Camposanto en la Villa de Gormaz. El acto de bendición se efectúa el 1 de septiembre del mismo año, inhumándose por primera vez el 26 de noviembre de 1833. El cementerio debió quedarse pequeño pues el alcalde solicita en 1841 al Gobernador Político de la Provincia de Soria el permiso para seguir enterrando en la parroquia, algo que no sería concedido, pues a pesar de la saturación del nuevo cementerio se siguió enterrando en él.

La ampliación del cementerio se llevará  a cabo en 1949, cuando se derribó el muro de poniente de la antigua iglesia y se amplió al oeste, en un nivel más elevado, construyéndose adosado al muro meridional el depósito de cadáveres. Sobre la puerta, en un enfoscado de cemento, los artífices de la ampliación dejaron escrito a mano alzada año, alcalde y albañiles que lo ejecutaron: “AÑO 1949 V.P. Siendo Alcalde SATURIO Olmeda y su Ayuntamiento F.P.  G.P.  M.C.” Fuensanta trajo hasta el presente el nombre y los artífices de la obra, para ella la dirección de la obra la llevó a cabo su abuelo, (V.P.) Victoriano Palomar, y los ejecutores fueron Felipe Palomar, Gregorio Palomar y Martín Cristóbal. Parte de lo que nos contó Fuensanta lo vemos recogido en el programa de Televisión Española “Los Ríos: el Duero (1974)”, en él, Victoriano Palomar afirma que la obra de ampliación del cementerio la realizó él y que se encontraba en la antigua parroquia de San Juan Bautista. Para nuestra cicerone también aquí se encontraba la parroquia de San Juan, entonces, ¿de dónde arranca la confusión de Santiago y San Juan? Según Josemi Lorenzo Arribas el error en la denominación de estas ruinas lo crea Manuel Blasco Jiménez en su Nomenclátor, Histórico, Geográfico, Estadístico y Descriptivo de la Provincia de Soria de 1880 cuando escribe que en el cementerio estaba la iglesia de Santiago; ya en el año 2002 Jaime Nuño, en la Enciclopedia del Románico en Castilla y León, sigue a Blasco. La tradición oral, sin embargo, siempre afirmó que este cementerio se asienta en la antigua parroquial de San Juan Bautista y el investigador, Josemi Lorenzo, lo corrobora rescatando el informe remitido por Manuel de la Puente en 1776 al geógrafo real Tomás López para la realización de un Diccionario Histórico-Geográfico. En él podemos leer que la iglesia de San Juan y la de San Miguel se encontraban en la falda del castillo. La tradición oral en Gormaz también conoce esta ermita como advocada a San Juan, y que la actual parroquial adopta la advocación de esta.

La ampliación del cementerio de 1949 divide el espacio en dos partes, una baja, la protegida por los muros románicos y en la que apenas hay tumbas, y otra más alta, a la que se accede por unas anchas escaleras, con tumbas más apretadas y cuyas cruces luchan contra el viento que en ocasiones las tumba.

De regreso al centro del pueblo, Fuensanta nos explicó lo que fueron las escuelas y la casa del maestro, hoy ayuntamiento, justo al lado del frontón.

Visitamos después la iglesia del pueblo, dedicada a San Juan y a la Virgen del Pilar, que es la copatrona. Al exterior conserva un pequeño reloj de sol en sus muros, en desuso, pues le falta su gnomon. Conserva el solado original con sus gradas individualizas con madera y cubiertas con baldosas de cerámica en perfecto estado. Nos contó, ya dentro, que Ángel de la Puente hizo construir una capilla a la Virgen del Pilar porque atropelló a una niña con su caballo y prometió levantarla si ella se salvaba. Hubo suerte y la niña se salvó y la capilla ahí está para dar muestra de ello. Ángel de la Puente y su esposa Ana María de Lázaro consiguieron del Obispado de Osma el Patronato de la capilla del Pilar, por lo que fueron inhumados en ella.

Fuensanta nos condujo desde el rollo de justicia por la calle Ruiz Zorrilla hasta las eras y desde allí nos explicó que en 1915, al hacer la carretera, aparecieron unas 1.200 tumbas, prerromanas, al lado del río, en el paraje conocido como La Requijada, excavadas  por Morenas de Tejada y custodiándose parte de lo encontrado en el Museo Arqueológico Nacional.

Ya, habiendo agradecido a Fuensanta su compañía,  visitamos el castillo con una niebla que comenzaba a disiparse y el paisaje que se presentaba a nuestros ojos era extraordinario. A la vuelta tuvimos ocasión de visitar, en Quintanas de Gormaz, “La Casa Grande”, una casa rural cuyo interior nos impresionó, y tomamos un café en la cuidada plaza del pueblo, una costumbre de la que, desgraciadamente, no en todos las localidades que visitamos podemos disfrutar.

BIBLIOGRAFÍA:


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- CABRÉ AGUILÓ, Juan (1916); Catálogo monumental de Soria y su provincia, ms. Inédito en el Instituto Diego Velázquez del C.S.I.C. Madrid. Copia en la Biblioteca Pública de Soria.

- ENRIQUEZ SALAMANCA, Cayetano (1998): Rutas del románico en la provincia de Soria. Edita Codex-Rom. Tudela.

- HERNÁNDEZ ÁLVARO, Ana Rosa (1984): La imaginería medieval en la provincia de Soria. Edita Centro de Estudios Sorianos (CSIC), Soria.

- HERBOSA, Vicente (1999): Románico en Soria. Ed. Lancia. León.

- IZQUERDO BERTIZ, José María (1986): El románico en la provincia de Soria. Soria.

- LORENZO ARRIBAS, Josemi (2024): 59 edificios románicos de la provincia de Soria en el siglo XXI. Gormaz. Soria vol. I. Idea original de la Asociación Sostenibilidad y Patrimonio Cultural. Edita Diputación Provincial de Soria, pp. 444-459

- MADOZ, Pascual (1846-50): Diccionario geográfico-estadístico-histórico. Edición facsímil de los textos relativos a la provincia de Soria. Edita Ámbito ediciones SA y Diputación de Soria, 1993. Imprime Gráficas Ortega SA Valladolid.

- MARTÍNEZ DÍEZ, G. (1983): Las comunidades de Villa y Tierra de la extremadura castellana. Madrid. Editora Nacional.

- MORENO GALLO, Isaac (2022) La Defensa Telegráfica de la Frontera Califal del Duero. Atalayas y vías romanas en el siglo X. Edita Excma. Diputación Provincial de Soria.

- NUÑO GONZALEZ, J. (2002): GORMAZ. Iglesia de San Juan Bautista. Ermita de San Miguel. Cementerio (Antigua iglesia de Santiago), en Enciclopedia del Románico en Castilla y León. Soria, vol. I. M.Á. García Guinea y José M.ª Pérez González (dirs.), Aguilar de Campoo, Fundación Santa María la Real-Centro de Estudios del Románico, pp. 535-554.

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